Si te hace bien, ven.
(Francisco de Asis)
Verónica, una mujer valiente. No habla mucho y espera a ver si otros le ayudan, no, ella está comprometida, actúa.
Es diferente con las mujeres en el camino. ¿Por qué están en este camino? - ¿Es curiosidad, curiosidad o compasión? - Mientras que Verónica toma medidas audaces, estas mujeres están llenas de compasión, miedo y decepción, pero pasivas. Este Jesús, en quien han puesto todas sus esperanzas, los salvará de su miseria terrenal. Ahora está tirado en el suelo, de forma bastante diferente a lo que esperaban. Se hace igual a la tierra, igual al hombre. En sus profundidades, en su miseria, conoce toda su depresión y su miedo. - Surgen dudas, ¿es éste el Mesías que esperábamos? – Jesús reconoce las razones más profundas de su fe y se dirige - a pesar de su propio sufrimiento - a las mujeres. Les recuerda su maternidad, sus deberes diarios, su vocación de mujeres y madres con las palabras que nos han sido transmitidas: "No lloren por mí, sino por ustedes y sus hijos". – “No sabían que debo estar donde está mi Padre” Y más tarde nos da la promesa: "Estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
¿De qué lado - activo o más bien pasivo estás tú? - La Madre Teresa responde así:
¿Necesitas mis manos, Señor, para ayudar a los enfermos y pobres que las necesitan en este día? Señor, hoy te doy mis manos.
¿Necesitas mis pies, Señor, para que en este día me lleven a los que necesitan un amigo? Señor, a ti te entrego mis pies hoy.
¿Necesitas mi voz, Señor, para que pueda hablar hoy a todos los que necesitan tu palabra de amor? Señor, a ti te doy mi voz hoy.
¿Necesitas mi corazón para que en este día pueda amar a todos sin excepción?
Señor, a ti te doy mi corazón hoy.
Hna. Hildegard Braun