Despedida de la Hna. M. Ruperta Betz

En las primeras horas del nuevo año, Hna. Ruperta concluyó su vida terrena. Un obituario para una enfermera de cuerpo y alma.

Poco después de su primera profesión, el 30 de septiembre de 1964, la Hna. Ruperta fue nombrada enfermera en el Waldkrankenhaus. El año 1970 se hizo cargo de la gestión de una gran sala de oncología interna con unas 50 camas. Allí encontró su misión en la vida, su realización. Era mucho más que una enfermera competente para los pacientes. Con cordialidad, calidez y empatía, acompañaba sobre todo a los enfermos graves y a los moribundos, era consejera, compañera de los moribundos y apoyo y consejera de los familiares. Su capacidad para escuchar, solidarizarse y no apartarse de su lado en situaciones desesperadas les dio apoyo y consuelo. Las relaciones que surgieron de ahí duraron mucho tiempo. A veces, antiguos pacientes venían de lejos para seguir en contacto con la Hna. Ruperta. Enfermeras y médicos aprendieron de ella. Le pedían consejo cuando había que tomar decisiones difíciles. La claridad de principios, la fuerza de voluntad, la amplitud de corazón y el sentido común para decir la palabra adecuada en el momento oportuno hicieron de la Hna. Ruperta una roca sólida en la que muchos se aferraron. En 1994, la Hna. Ruperta fue condecorada con la Cruz Federal al Mérito con Galardón por su "notable e impresionante compromiso".

A finales de 2001, la Hna. Ruperta dejó la dirección del pabellón y permaneció en un segundo plano para prestar apoyo. En 2004, la Hna. Ruperta se retiró completamente del pabellón. Pasó su jubilación en el Malteser Marienhospital de Erlangen.

Q E P D
Las exequias y funeral tuvieron lugar el 05 de enero 2023 en Vierzehnheiligen.

 

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Si te hace bien, ven.

 

(Francisco de Asis)