En aquel entonces, San Francisco colocó una cesta de comida y animales vivos en una gruta e invitó a la gente del barrio de Greccio a celebrar el nacimiento de Jesús -la encarnación de Dios- con todos sus sentidos y a formar parte ellos mismos de este belén viviente. Hoy conocemos una gran variedad de belenes pintados, tallados, de maceta, de ganchillo y de papel en todas las culturas y en todos los continentes.
La intención del curso dirigido por la Hna. Katharina Horn FSV, el P. Maximilian Wagner OFM y Uta Fielitz era crear un lugar muy personal en el que Dios se hace hombre: un belén muy personal. Observar más de cerca nuestro "propio establo" y dar libertad a nuestras manos para crear - lo que llevamos al belén, donde nosotros somos el belén - fue a la vez un reto y una inspiración.
Utilizando piedra, alambre, vidrio, madera, materiales naturales, pintura y cartón, tela y luces de hadas, se creó una impresionante variedad de belenes en el comedor, que se había convertido en taller.
Este fin de semana especial de Adviento se completó con breves impulsos, la participación en momentos de oración y silencio, cantar y hacer música juntos, y animadas y agradables comidas en común.
Además de las representaciones tradicionales en grandes mantequillas, me inspiraron especialmente los belenes hechos con fragmentos de espejos titulados "A través de ti me veo", "Conectados" hecho en piedra y "Nacimiento en el Mediterráneo" en madera.
"Tanta libertad me dio la oportunidad de ir un paso más allá de mis límites", dijo un participante. Todo el mundo quedó sorprendido y abrumado por lo personales que eran los temas tratados y lo diversos que eran los lugares de la encarnación de Dios representados.
Cada belén fue presentado y contemplado con detalle por los participantes: se explicó el trasfondo de la elección del título y se formularon muchas preguntas. ¡Qué obras tan maravillosas! ¡Qué manera tan especial de organizar el Adviento!
En el marco de una pequeña exposición de belenes en el claustro, todas las hermanas de la casa madre pudieron ver las obras creadas "casi como en Bamberg en la ruta de los belenes", según me contaron.